jueves, 31 de marzo de 2011

Música

                        

                          Historia de la Música en la República Dominicana

 

La República Dominicana, lo que es hoy el país de los dominicanos, se inserta en la historia de los demás pueblos del Universo, a partir del descubrimiento de América. La civilización europea entra al Nuevo Mundo por Santo Domingo, como hubo de llamársele por su histórica ciudad, y desde allí parten los grandes nombres de la conquista a repartir la historia de lo que es hoy.
Los nucleamientos aborígenes que habitaban la isla, que Cristóbal Colón llamó Hispaniola eran los más importantes y adelantados en aquella civilización, que componían las que fueron llamadas Las Antillas.
Sobre esta plataforma propicia, el interés y esfuerzo de La España, integran la primera sociedad del nuevo continente descubierto y a la asimilación de los esclavos negros se conforma una conjugación de culturas cuyas primeras expresiones, cumplidos los procesos de síntesis en el tiempo, alumbran en Santo Domingo, las nacientes notaciones de una cultura diferente, ya no española, aborigen o africana, sino de características particulares.

La cultura criolla dominicana

Este proceso no se produjo en el resto de las Antillas, donde las segmentaciones raciales impidieron una mezcla temprana, retardando el encuentro con lo que debían ser las expresiones de auténtica factura local de cada pueblo.
Nuestros aborígenes, que no conocían la escritura, expresaban su historia, sus rituales religiosos o sus festividades con cantos que llamaban Areítos, esto plantea disposiciones a la memorización y habilidades a la vocalización y baile cuya integración a la cultura española, de riqueza y elegancia histórica rotunda y a la fuerza rítmica y telúrica de las africanías, devino en lo que es hoy el cuadro multicolor de la cultura musical dominicana.
La gloria de ser el primer pueblo que logra sintetizar una expresión eminentemente criolla en el Nuevo Mundo, pertenece a los dominicanos.
Las hermanas Teodora y Micaela Ginez, de Santiago de los Caballeros, pueblo de espléndidos creadores, en el corazón del Cibao, que tanto oro y riqueza dio a las España; negras, esclavas, tocadoras de Bandola y Vihuela, con músicos e instrumentas de las Europa, lo que confirma el abrazo de culturas, establecen en edad tan temprana en estos mundos, 1580, un nuevo ritmo, creado y cultivado en el vientre dominicano, y lo insertan en el fértil espíritu del pueblo cubano, cuando emigran hacia Santiago de Cuba y llevan en su equipaje el naciente ritmo del Son, que los cubanos virtualmente han hecho suyo y han convertido en expresión espléndida de su gran espíritu creador.
"El Son de la Ma. Teodora", la expresión que la tradición ha conservado de aquellos tiempos, no marca solamente el nacimiento del Son, sino el punto de partida en este nuevo mundo de la música popular como expresión criolla creada por los dominicanos, que eslabona en esa secuencia al canto cubano y evidencia la espléndida riqueza y las disposiciones naturales de un pueblo musicalmente creador, como sigue siendo el alma y la gente del hermoso país dominicano.
Las experiencias creadoras de los dominicanos no se remiten solamente al campo de lo musical, los cronistas recogen con propiedad lo que fue todo un proceso de transformación y adaptaciones de instrumentos heredados de culturas integradas, como el cuatro y el tres en el caso de instrumentos de cuerdas, la incorporación de la tambora, aporte de la cultura africana y del güiro, instrumento de los aborígenes, variedad de calabazo rayado, para citar algunos ejemplos.
Ninguno de los pueblos antillanos conoció la tambora y su golpe ancestral es privilegio del conocimiento sólo de los dominicanos.
La tambora se debe a su peculiar sonido a que de un lado tiene piel de chivo viejo templada con ron criollo y del otro, piel de chiva joven que no haya parido.
Comienzan a establecerse las diversas nociones musicales, que vinieron madurando en el proceso del tiempo en el alma dominicana con fuerza de auténtica y definitiva identidad. La música que representaba la nación dominicana.

Merengue

El Merengue sintetiza el alma musical dominicana. Es la expresión integrada de nuestras culturas ancestrales, donde lo aborigen, expresado en el güiro; lo africano, en la tambora y lo europeo, expresado en el acordeón, introducido por los comerciantes alemanes a fines del siglo pasado, sustituyendo el cuatro y adaptado con genialidad por nuestros músicos folclóricos, determinan un gráfico abrazo, una viva y rotunda síntesis de nuestras esencias culturales.
  

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